La corrosión se puede definir como el desgaste paulatino que llegan a sufrir diferentes elementos metálicos al estar expuestos a agentes dañinos con el paso del tiempo, aunque son muchos los metales que llegan a corroerse, su aparición en el acero es la más recurrente, importante y grave. Por esa razón se debe atender lo más pronto posible antes de que siga mermando al material. ¡No dejes de leer nuestro blog y conoce cómo prevenirla!
Características
El producto que se forma en las piezas de acero también se conoce como “herrumbre”, que es otra denominación para la corrosión. Se caracteriza por tener una densidad menor que la del metal, lo que provoca que esta erosión en el material se desprenda de la superficie.
Hay que aclarar un punto muy crucial dentro de este tópico, la corrosión y la oxidación no son sinónimos. La primera se origina debido a una influencia electroquímica o química dentro de su entorno. Por otro lado, la oxidación es el ataque del oxígeno a un material; como lo puede sufrir el acero.
Tipos de corrosión
Existen muchos tipos de corrosión que se caracterizan dependiendo de la naturaleza del material, así como de las condiciones del medio ambiente en donde se desarrolle. Además, este desgaste se divide en cuatro categorías diferentes, la localizada, generalizada, combinada con un fenómeno físico y otros tipos. A continuación te explicaremos a fondo cada una de ellas.
Corrosión generalizada
También conocida como uniforme, esta ocurre sobre la superficie del producto de forma homogénea deteriorándolo por completo, pese a que este tipo de corrosión es fácil de predecir y tratar, irónicamente, es el que mayor pérdida de material causa. Esta degradación se puede observar principalmente en equipos de la industria de la construcción hechos a base de hierro no aleado con metales inoxidables como el cromo o el níquel.
Corrosión localizada
Al contrario de la uniforme, representa un mayor riesgo potencial, debido a que es más difícil detectarla, pues se manifiesta en zonas específicas del material, determinadas tanto por la naturaleza de este, su geometría y las condiciones del medio al que se somete. Se divide en cinco tipos diferentes, algunos ejemplos de corrosión generalizada son:
- Galvánica: Ocurre cuando existe una unión física o eléctrica entre metales de diferente naturaleza, los cuales en presencia de un electrolito, forman una celda electroquímica, donde el metal de menor potencial electroquímico es el que se corroe.
- Por fisuras: Se produce en partes estrechas del material, donde la concentración de oxígeno es alta, esto hará que las zonas que tengan una menor presencia de este elemento, comiencen a corroerse.
- Por cavitación: Principalmente, ocurre en sistemas de transporte de líquidos hechos de materiales pasivados, en donde por cambios de presión y flujos turbulentos, van deteriorando esta capa y al final se produce el daño, el cual es muy notorio.
- Microbiológica: A diferencia de los anteriores, este es un fenómeno que facilita el desarrollo de otros procesos de deterioro, Las bacterias son los microorganismos más influyentes en este caso, por lo que también es conocida como corrosión bacteriana.
- Por picaduras: Conocida como “pitting”; se forma debido a una alta concentración de agentes oxidantes en el metal, como por ejemplo, el acero. Lo que al final propicia que la capa pasivada se deteriore gradualmente.
Corrosión combinada con un fenómeno físico
Aunque podría parecer similar a la corrosión localizada, la diferencia radica en que este tipo de daño se encuentra condicionado por la presencia de un fenómeno físico, ya sea fatiga, tensión o erosión. Asimismo, cada uno de estos aspectos van deteriorando a los metales, por lo que puede verse reflejado en cualquier material, como por ejemplo una placa de acero.
Otros tipos de corrosión
También existen otros tipos de corrosión que no necesariamente entran en las categorías anteriores, entre ellas se encuentra la desaleación, misma que actúa sobre uniones metálicas, separándolas, dejando un material completamente poroso y pobre de cualquier protección. Asimismo, está el daño filiforme, el cual se presenta comúnmente en ambientes de alta humedad. Finalmente, se encuentra la oxidación, conocida como corrosión seca.
¿Cómo se genera la corrosión?
La corrosión del acero se puede provocar por diversos factores y entre los más comunes se encuentran los fenómenos electroquímicos. Sin embargo, para que estos efectos se hagan presentes y comiencen a afectar el material, deben ocurrir e influir ciertos sucesos, estos son algunos de los aspectos encargados de dar pie al desgaste superficial.
- Humedad: La presencia de agua en el ambiente provoca este fenómeno y llega a ser una de las razones principales por las que la corrosión comienza a aparecer.
- Altas temperaturas: A mayor temperatura esté expuesto el acero, o cualquier otro metal, más rápido será el proceso de corrosión.
- Salinidad: La cercanía del material a ambientes salinizados, como por ejemplo, el mar, es un factor determinante para que el deterioro corrosivo se haga presente con el paso del tiempo debido a la acidez de las sales.
- Acidez: En relación con el punto anterior, entre más ácidas sean las soluciones, más corrosivas serán, por encima de las neutras y las alcalinas.
¿Dónde se produce la corrosión?
La corrosión del acero se puede producir en cualquier sitio donde el metal esté instalado, ya que dicho desgaste no conoce límites, puesto que está influenciada por diferentes factores, como los cuatro anteriormente ejemplificados. Para ampliar la idea, el deterioro se puede observar en sitios expuestos a la intemperie, especialmente en puentes, edificios o incluso vehículos.
Asimismo, podrás notarlo en estructuras dispuestas en ambientes marinos, como barcos, muelles o plataformas petroleras, ya que la salinidad del agua, principalmente del océano, va a dañar al acero. Lo mismo, sucede en zonas industriales, puesto que el desgaste de la infraestructura como escaleras, barandales o pasos de gato, se puede notar debido a la alta concentración de agentes químicos corrosivos.
Otros lugares donde se produce la corrosión es en algunas tuberías y cimientos, ya que estos elementos de acero, al verse enterrados en el subsuelo, pueden volverse víctimas de la humedad, lo que deriva en diversos tipos de daños superficiales. Asimismo, la presencia de organismos puede ser determinante para la aparición de un deterioro en el material, dando pie así al fenómeno conocido como corrosión microbiológica.
Algunas tuberías y sistemas de distribución de agua pueden presentar con el paso del tiempo alguna muestra de daño estructural. Si bien, el agua potable está diseñada para no ser corrosiva, en ciertas condiciones puede presentar altos niveles de cloruro, lo que causa acidez y finalmente deriva en la aparición de la corrosión del acero por toda la estructura.
¿Cómo prevenir la corrosión del acero?
Aunque la corrosión es un mal que afecta en demasía a diferentes materiales, este desgaste se puede prevenir, alargando de esta forma la vida útil de los productos. Una de las principales recomendaciones que podemos darte, es que primeramente consigas materiales de alta calidad, cuya eficacia esté comprobada y te entreguen buenos resultados en cuanto rendimiento.
Lo segundo, es que cada vez que vayas a emplear materiales como el acero, que tienen una alta y buena conductividad eléctrica. También, contemples productos que se encuentren cerca de la electronegatividad, pero si esto último no es posible, te recomendamos utilizar elementos no metálicos para interponerlos entre el acero, de esta forma se podrá evitar el contacto eléctrico.
Igualmente, considera las condiciones climáticas, ya que al ser factores que incentivan a la corrosión del acero, puedes optar por implementar acciones como influir en la temperatura del recinto si es posible. Así como aplicar recubrimientos especiales en ciertos lugares o eliminar el oxígeno de las soluciones acuosas.
Consecuencias de la corrosión
En caso de no anticipar la aparición de la corrosión, existen una serie de consecuencias importantes a considerar, pues el daño provocado por este deterioro no debe subestimarse. Por tanto, si tus materiales presentan signos de desgaste, es esencial que prestes atención a las posibles implicaciones tanto para ti como para tus materiales, y que tomes medidas para abordarlas lo antes posible.
- Disminución de la productividad.
- Pérdida económica.
- Daño estructural.
- Contaminación.
- Fugas de material, como agua o gas.
- Explosiones.
- Accidentes laborales.
- Pérdidas humanas.
Conclusión
En conclusión, la corrosión es un proceso natural y perjudicial que puede debilitar estructuras, aumentar los costos de mantenimiento, dañar el medio ambiente y comprometer la seguridad de las personas. La comprensión de sus características, los entornos propensos a ella y las estrategias preventivas son fundamentales para mantener la integridad de las infraestructuras y prolongar la vida útil de los componentes de acero, salvaguardando tanto la seguridad pública como la sostenibilidad económica y ambiental.
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